Molham Barakat, un joven sirio de apenas 18 años y que trabajaba para la agencia Thomson Reuters fue asesinado mientras tomaba fotografías de un enfrentamiento en el Al-Kindi hospital. Molham Barakat era un periodista local que trabajaba para Thomson Reuters. Con apenas 18 años cubría el conflicto sirio y ha dejado algunas instantáneas en las que se puede ver la guerra desde cerca, y lamentablemente se ha dejado la vida en ello.
Su muerte ha abierto un debate en la profesión ¿Se aprovechan los grandes medios internacionales del trabajo de los periodistas locales? Lo cierto es que se les paga menos de la tercera parte de lo que cobra un periodista extranjero y además, en caso de que suceda algo el medio se lava las manos, puesto que no se trata de alguien que haya viajado para cubrir el conflicto, sino que ya estaba allí. En estos momentos enviar a un periodista a Siria es muy arriesgado y los medios se nutren de la información que periodistas locales, e incluso periodistas ciudadanos les proporcionan. Son los más expuestos a sufrir los riesgos del conflicto y lo que les ocurre no trasciende.
A través de facebook, el periodista español Antonio Pampliega denunciaba la muerte de Molham Barakat y cómo los medios locales se han aprovechado del trabajo de estos profesionales pagándoles menos que a los extranjeros. ‘Reuters, como otros Mass Media están optando por contratar a fotógrafos locales a los que les paga una miseria por una docena de fotografías para que los occidentales no vayamos a cubrir la guerra y así si nos secuestran o nos matan sus nombres quedarán 'limpios'.
Pero eso no ocurre con los locales, que son prescindibles y mano de obra barata’ decía. ‘Los periodistas extranjeros están buscados sistemáticamente por el régimen y la oposición en la guerra Siria y eso ha disparado que haya figuras como este chico y cientos más’ apuntaba el también periodista Luis de Vega. En cualquier caso, la cobertura de los periodistas locales siempre es necesaria, puesto que la visión local de la situación es fundamental para situarse en el conflicto. De hecho, los corresponsales extranjeros siempre destacan el trabajo siempre olvidado de los periodistas locales, que son quienes más ponen en juego, puesto que después no pueden coger un avión para abandonar el conflicto.
